Biogeografía

La existencia de una unidad biogeográfica conocida como la Provincia Biótica Península de Yucatán es bien conocida (Barrera, 1962; Miranda, 1958, Rzedowski, 1978, Estrada-Loera, 1991; Ibarra-Manríquez et al., 2002; Morrone, 2005). Su significado biológico ha sido evaluado utilizando diversas variables ambientales (clima y fisiografía) así como diversos grupos biológicos (plantas, en especial endémicas, aves, mamíferos, reptiles y anfibios (Lundell, 1934; Goldman y Moore, 1946; Barrera, 1962; Lee, 1980; Ibarra-Manríquez et al., 2002; Espadas Manrique et al., 2003). Existen propuestas de regionalización interna que reconocen desde dos hasta cinco subunidades (ver Ibarra-Manríquez et al., 2002). Los patrones de distribución de organismos para la PY han sido evaluados bajo cinco enfoques distintos; 1) patrones de distribución geográfica (Delgadillo, 1984; Chiappy-Jhones, 2001), 2) similitud general utilizando el índice

En relación a las afinidades florísticas, se han postulado varios escenarios; (1) una relación más cercana con las Antillas (Standley, 1930; Delgadillo, 1984; Chiappy-Jhones, 2001; Morrone, 2005, 2006), (2) con Centroamérica (Estrada-Loera 1991; Ibarra-Manríquez et al., 2002) y (3) en el caso particular, de las dunas costeras donde ambas regiones tienen una contribución similar (Espejel, 1987).

Resultados preliminares utilizando los helechos como grupo de estudio (Ramírez-Barahona et al., 2009) y las leguminosas (Duno de Stefano et al., en prensa) apoyan que la flora de la Península de Yucatán tiene mayor afinidad con otras áreas continentales; en el siguiente orden Centro América, Sur América, Norte América y sólo después con las Antillas. En términos panbiogeográficos; los trazos generalizados conectan a la Península de Yucatán con Centro América, Sur América y Norte América.